Iliá Repin. Procesión religiosa en Kursk Gubernia (1880). |
Pero en Zhúkovo,
en esta Jolúyevka, se celebraba una auténtica fiesta religiosa. Eso sucedía en
agosto, cuando por toda la comarca llevaban de pueblo en pueblo la Virgen de
los Milagros. El día que la imagen tenía que llegar a Zhúkovo amaneció
silencioso y nublado. Ya desde la mañana, las muchachas fueron a la iglesia,
ataviadas con hermosos vestidos de fiesta y trajeron el icono por la tarde, en
procesión y entre cantos. Desde la orilla sonaban las campanas. Una inmensa
muchedumbre de lugareños y forasteros inundó la calle: ruido, polvo y
apretujones… El viejo, la abuela y Kiriak no cesaban de extender las manos
hacia la imagen, hacia la que dirigían sus ojos ávidos, diciendo entre sollozos:
—¡Madre
protectora! ¡Madre protectora!
De pronto todos
parecieron comprender que entre cielo y tierra no había un vacío, que no todo
estaba en manos de los ricos y de los poderosos, que aún existía alguien que
los defendiera contra las ofensas, la esclava servidumbre, la insoportable
miseria y el terrible vodka.
—¡Madre
protectora! —sollozaba María— ¡Madre nuestra!
Pero concluyó la
ceremonia, se llevaron el icono y todo fue como antes. De nuevo llegaron de la
taberna las voces ebrias y las blasfemias.
Antón Chéjov. Campesinos (1897).
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