John Atkinson Grimshaw. The Lady of Shalott (1878). |
Pilota tu nave
sobre las olas de la apariencia y no te rebajes a ser un mensajero de los
estratos ocultos. La irrealidad es la misma. Estés en la superficie del mar o
en las profundidades, no sabrás más en ningún lugar que en aquel donde te
halles. Y no te encuentras en ninguna parte porque el ninguna-parte es la vasta
inmensidad del en-todas-partes.
Soñar no resulta
más engañoso que los rescoldos del sueño o que la penosa tarea de la vida
diaria. Soñamos siempre. Las impalpables visiones de la noche, ¿cómo podrían
tener celos de los espectros que propalan las disputas de los mortales? Las
casas del mundo rivalizan sobre cuál tiene más alucinaciones.
De tanto alimentar pasiones en un universo fantasmagórico, el hombre se ha hecho acreedor de su fama.
Sin embargo, tú sigue tu camino y, como un sol escéptico, ilumínalo con los rayos de tu cólera pensadora.
De tanto alimentar pasiones en un universo fantasmagórico, el hombre se ha hecho acreedor de su fama.
Sin embargo, tú sigue tu camino y, como un sol escéptico, ilumínalo con los rayos de tu cólera pensadora.
Emil Cioran. El breviario de los vencidos (1991).
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