miércoles, 26 de junio de 2013

Sabato: el cuerpo de Alejandra

Franz von Stuck. El beso de la Esfinge (1895).
   El mundo exterior había dejado de existir para Martín y ahora el círculo mágico lo aislaba vertiginosamente de aquella ciudad terrible, de sus miserias y fealdades, de los millones de hombres y mujeres y chicos que hablaban, sufrían, disputaban, odiaban, comían. Por los fantásticos poderes del amor, todo aquello quedaba abolido, menos aquel cuerpo de Alejandra que esperaba a su lado, un cuerpo que alguna vez moriría y se corrompería, pero que ahora era inmortal e incorruptible, como si el espíritu que lo habitaba transmitiese a su carne los atributos de su eternidad.


Ernesto Sabato. Sobre héroes y tumbas (1961).

2 comentarios:

  1. Creo que, al final, si me gustaría leer este libro al completo. Me gusta cuando dice que por los fantásticos poderes del amor todo lo que lo rodeaba quedaba abolido...
    La Pintura me parece hermosa, el hombre parece estar subyugado por esa mujer que puede que sea su amada.

    Un beso =)

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    Respuestas
    1. Sí, la pintura da esa idea, el hombre parece completamente subyugado, indefenso ante la Esfinge. El libro, ya sabes que es imprescindible. :)

      Un beso.

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