Franz von Stuck. El beso de la Esfinge (1895). |
El mundo
exterior había dejado de existir para Martín y ahora el círculo mágico lo
aislaba vertiginosamente de aquella ciudad terrible, de sus miserias y
fealdades, de los millones de hombres y mujeres y chicos que hablaban, sufrían,
disputaban, odiaban, comían. Por los fantásticos poderes del amor, todo aquello
quedaba abolido, menos aquel cuerpo de Alejandra que esperaba a su lado, un
cuerpo que alguna vez moriría y se corrompería, pero que ahora era inmortal e
incorruptible, como si el espíritu que lo habitaba transmitiese a su carne los
atributos de su eternidad.
Ernesto Sabato. Sobre héroes y tumbas (1961).
Creo que, al final, si me gustaría leer este libro al completo. Me gusta cuando dice que por los fantásticos poderes del amor todo lo que lo rodeaba quedaba abolido...
ResponderEliminarLa Pintura me parece hermosa, el hombre parece estar subyugado por esa mujer que puede que sea su amada.
Un beso =)
Sí, la pintura da esa idea, el hombre parece completamente subyugado, indefenso ante la Esfinge. El libro, ya sabes que es imprescindible. :)
EliminarUn beso.