Cómo humilla la máquina.—La máquina es impersonal, arrebata
al trabajo ese orgullo, esas cualidades y esos defectos individuales que
caracterizan a todo trabajo no mecanizado. Se le quita, en suma, al trabajo una
parte de humanidad. Antiguamente, comprar a un artesano era concede una distinción a una persona, con cuyas marcas nos rodeábamos; de este modo, los objetos
de uso diario y las prendas de vestir se convertían en una especie de símbolo
de estimación mutua y de homogeneidad personal, mientras que hoy parece que
vivimos solo en medio de una esclavitud anónima e impersonal. No hay que pagar
demasiado caras las facilidades del trabajo.
Friedrich Nietzsche. El caminante y su sombra (1880).
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