Balthus. Muchacha en la ventana (1957). |
—Elsie —le dije
una noche mientras estaba sentada, de acuerdo a su costumbre, mirando hacia el
oeste, como aquellas doncellas de las antiguas historias de caballería que
esperan por el caballero que nunca llegará—; Elsie, ¿qué es lo que te pasa,
cariño? Te he notado muy melancólica desde hace un tiempo. Dime qué sucede.
Ella se volvió
rápidamente y me miró con los ojos abiertos y el rostro lleno de miedo.
—¿Por qué me lo
preguntas, Mark? —me respondió—. No tengo nada que contarte.
Por la manera
extraña y sobresaltada en la que me respondió, me convencí de que sí tenía algo
que contar e inmediatamente tomé la determinación de descubrirlo.
Me sentí herido
al pensar que la mujer a quien amaba más que a nadie en el mundo no podía
confiarme un secreto insignificante.
Fitz James O’Brien. El tentador de mi esposa.
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