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Hans Holbein el Joven. Letrero de un maestro de escuela (1516). |
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Error de los que veneran.—Creemos
honrar y agradar a un pensador cuando le decimos que pensamos exactamente como
él e incluso de la misma forma que él; y, sin embargo, es muy raro que al
pensador le satisfaga semejante declaración; por el contrario, lo más posible
es que empiece a desconfiar de su pensamiento y de cómo lo expresa, y que
decida revisarlos. Cuando queramos honrar a alguien, hemos de evitar expresarle
nuestra conformidad, ya que ésta nos pone a su mismo nivel. En muchas ocasiones
es cuestión de habilidad mundana escuchar una opinión como si no fuese la
nuestra y como si rebasase nuestro horizonte mental: por ejemplo, cuando un
anciano lleno de experiencia abre, como una excepción, ante nosotros el cofre
de su sabiduría.
Friedrich Nietzsche. El
caminante y su sombra (1880).
¿Debemos tener entonces compasión hacia las ideas del pensador para que su ego no quede alborotado al darse cuenta de que su idea queda lejos de ser original?
ResponderEliminarInteresante reflexión. ¡Feliz año!
Quizás solo sirva como forma cortés, para evitar empalagar a los pensadores que no son afectos a recibir muchas alabanzas. Supongo que esta recomendación sirve poco para estos tiempos en los que muchos se mueren por recibir especial reconocimiento. xD
EliminarGracias por los saludos.
Cualquier idea o pensamiento se debe escuchar y meditar antes de dar nuestra aprobación o manifestar nuestro acuerdo con la misma. En todo caso, a un pensador siempre le agradará más el poder discutir o debatir un razonamiento a que se este siempre a favor de su planetamiento.
ResponderEliminarFeliz año!
Eso es cierto. A veces resulta grotesca la efervescencia militante de un adepto que solo ha leído unas cuantas líneas del pensamiento de su autor favorito.
EliminarGracias por los deseos.