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John William Waterhouse. Penélope y los pretendientes (1912). |
Hace muchos años vivía en Grecia
un hombre llamado Ulises (quien a pesar
de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y
singularmente dotada cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer,
costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.
Dice la leyenda que en cada
ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones
ella se disponía una vez más a iniciar
uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a
hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a
recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
De esta manera ella conseguía
mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer
que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía,
como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba
cuenta de nada.
Augusto Monterroso. La tela de Penélope en La oveja negra y demás fábulas (1969).
Curioso microrrelato. Una que teje pero que no teje, y uno que viaja pero que no viaja. Con razón Ulises le prohibía ir a tejer... Me gusta la pintura, tienes muy buen gusto para elegirlas.
ResponderEliminarUn beso =)
A mí también me gusta esa pintura. Con este fragmento encontré el momento adecuado para colocarla en el blog.
EliminarUn beso.
Nunca me habría detenido a pensar de esta manera en el comportamiento de Penelópe y Ulises, genial escrito, gracias por compartirlo con nosotros.
ResponderEliminarSaludos.
Oh, confieso que este mensaje lo escribí hace varios días, pero resulta que nunca hice la comprobación. Mil disculpas.
Pareciera que el autor habla de una pareja desgastada del siglo XX o XXI. Es original.
EliminarSaludos, me alegra que te haya gustado el fragmento.