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Los hermanos Le Nain. La familia feliz (1642). |
Los hombres que vemos son aquellos que van al mercado a
hacer la compra, los que de día comen, de noche duermen; vemos a los que van
por ahí diciendo tonterías, se casan, envejecen y llevan apacibles al
cementerio a sus difuntos; pero no vemos ni oímos a los que sufren. Todo cuanto
de pavoroso tiene la vida ocurre no se sabe muy bien dónde, como quien dice
tras bastidores. Todo es silencio y calma; solo protestan las mudas
estadísticas: tanta gente se ha vuelto loca, se han bebido tantos baldes de
vodka, tantos niños han muerto de desnutrición… Y este orden de cosas parece
necesario; el hombre feliz, al parecer, se siente bien porque los desgraciados
arrastran en silencio su duro destino y porque sin este silencio la felicidad
sería imposible. Es como una hipnosis colectiva.
Haría falta que tras la puerta de cada hombre feliz y
satisfecho hubiera alguien con un martillo que le recordase continuamente con
sus golpes que existe gente desgraciada, que la vida, por feliz que sea, tarde
o temprano le enseñará sus garras y la desgracia —la enfermedad, la pobreza, la
muerte— caerá también sobre él, y entonces nadie lo verá ni lo oirá, como ahora
él tampoco oye ni ve a los demás. Pero no tenemos a este hombre del martillo.
El hombre feliz sigue su vida, los pequeños quehaceres de cada día le afectan
muy por encima, como a la encina el viento. En resume, todo está a pedir de boca…
Antón Chéjov. La grosella (1898).
En cierto modo, es certero. "Haría falta que tras la puerta de cada hombre feliz y satisfecho hubiera alguien con un martillo que le recordase continuamente con sus golpes que existe gente desgraciada, que la vida, por feliz que sea, tarde o temprano le enseñará sus garras y la desgracia caerá también sobre él, y entonces nadie lo verá ni lo oirá, como ahora él tampoco oye ni ve a los demás." Me gusta esta parte. Supongo que no se puede vivir ajeno a lo que nos rodea.
ResponderEliminarEn cuanto a la pintura, creo que es adecuada. No está mal. =P
Un beso =)
Las últimas líneas que citaste me hicieron recordar la siguiente frase de Orson Welles: "Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Sólo a través de nuestro amor y amistad podemos crear la ilusión por un momento de que no estamos solos". :)
EliminarEste comportamiento social, como otros tantos, forma parte del engranaje del "ser y parecer". Por suerte para Chejov, no tuvo que ver la época de los ipad y las blackberry.
ResponderEliminarTu entrada también me ha hecho recordar los retratos de tipos sonrientes de Rembrandt, como el siguiente:
http://en.wikipedia.org/wiki/File:Rembrandt_Harmensz._van_Rijn_020.jpg
Buena reflexión. ;)
Creo que el gesto de felicidad exhibido por aquel hombre del retrato de Rembrandt estaría muy acorde con los gestos que la gente de hoy acostumbra a mostrar en las redes sociales. xD
EliminarSi Chéjov hubiera vivido ese fenómeno se habría reafirmado en las ideas que expuso en este cuento.