René Magritte. El ramo perfecto (1957). |
Harry se avergonzó de sus pensamientos. Él y Connie acababan de pasar una hora maravillosa en la cama. ¡Cómo se atrevía a pensar en Lesley! Pero lo cierto es que había pensado en Lesley, y seguía pensando en ella. ¿Tendría que abandonar esos cautivantes ojos castaños, esa sonrisa, ese cabello castaño (siempre con un corte excelente, por supuesto) que parecía recién lavado cada vez que la veía? Sí, tendría que abandonar todo eso si se casaba con Connie y dormía todas las noches en Connecticut.
—¿En qué estás pensando? —Connie sonrió, con cara de sueño. Sus labios eran un encanto sin pintalabios, como ahora.
—En nosotros —dijo Harry. Era domingo por la noche. Había estado en la misma cama con Lesley la noche anterior, y ella se había ido esa mañana a comer con sus padres.
—Hagamos algo al respecto —dijo Connie en su voz suave pero firme, y apagó el cigarrillo. Se levantó la sábana hasta el pecho, pero uno de sus pechos quedó a la vista.
Harry miró embobado el pecho. ¿Qué iba a hacer? ¿Dejar esperando a las dos muchachas indefinidamente? ¿Disfrutar de ambas y no casarse nunca? ¿Cuánto podía seguir así hasta que una o la otra se hartara? ¿Dos meses más? ¿Un mes? Algunas muchachas se apresuraban, otras se lo tomaban con calma. Connie era de las pacientes, pero demasiado inteligente para desperdiciar mucho tiempo. Lesley ahuecaría el ala incluso más rápido, creía Harry, si sospechaba que él estaba eludiendo el tema del matrimonio. Lesley lo dejaría con una sonrisa y sin hacerle una escena. En un sentido, las dos eran iguales: ninguna iba a esperar para siempre. ¿Por qué no podía uno tener dos esposas?
Patricia Highsmith. A propósito (1981).
Estoy segura que muchos hombres compartirán los pensamientos de Harry. A muchos les gustaría no tener que elegir a una sola mujer y poder tener dos, tres o incluso alguna mas. Menos mal, y por suerte para las mujeres, que al final se terminan decidiendo en la mayoría de las ocasiones y solo eligen a una. Aunque también estoy segura de que a algunas mujeres les gustaría tener a mas de un hombre a su lado. No es mi caso, por supuesto, yo ya he elegido. =P
ResponderEliminarEn mis investigaciones me he dado cuenta que buena parte de los ejemplares masculinos de la especie humana, una vez asegurada una pareja, inevitablemente desean (subterránea o abiertamente) gozar de los encuentros con otras féminas. Algunos se atreven, otros no. Habría que ahondar en la investigación para saber cuántos son los que no se atreven por convicción (fidelidad) y cuántos son los que no se atreven por mera cobardía. Creo que el segundo grupo es más numeroso. :)
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