Edward Burne-Jones. El árbol del perdón. |
Ahora que ya no esperaba nada, la historia del beso, su impaciencia, sus vagas esperanzas y su desencanto se le aparecían con vivísima luz. Ya no le parecía extraño que no se hubiera presentado el jinete enviado por el general, ni no ver nunca a aquella que casualmente le había besado a él en lugar de otro. Al contrario, lo raro sería que la viera.
(…)
Y el mundo entero, la vida toda, le parecieron a Riabóvich una broma incomprensible y sin objeto. Apartando luego la vista del agua y tras haber elevado los ojos al cielo, recordó otra vez cómo el destino en la persona de aquella mujer desconocida le había acariciado por azar, se acordó de sus ensueños y visiones estivales, y su vida le pareció extraordinariamente aburrida, mísera y gris.
Antón Chéjov. El beso (1887).
Pobre tipo, con "su aspecto indefinido" y su timidez creyó vivir toda una historia de amor por tan solo haber recibido un beso equivocado. A él que nunca le había ocurrido nada importante en su vida, que nunca entabló conversación alguna con mujer, de repente sin más, lo besan. Un beso apresurado y sin sentimiento alguno pero que para él se convirtió en la más bonita historia de amor que había vivido nunca. Me hace gracia como puede volar la imaginación, como el joven soldado ya se imaginaba que esa persona que lo besó por casualidad estaría esperándolo a su regreso, como esperan las enamoradas a sus valientes que van a la batalla. Y ya se veía casado, con hijos, en una casa grande, y solo por un beso insignificante, un beso equivocado. Me gusta mucho este cuento. "Se acordó de sus ensueños y visiones estivales, y su vida le pareció extraordinariamente aburrida, mísera y gris." Pobre Riabóvich. Besitos.
ResponderEliminar"El beso" es uno de mis cuentos favoritos de Chéjov. El protagonista se esperanza en algo tan casual e irrepetible, su corazón palpita más aceleradamente cuando piensa en esa mujer anónima, y luego se deja consumir por la melancolía. El final del cuento también es muy bueno: este joven capitán de algún modo se rebela contra los juegos que le impone el destino pues en lugar de acudir a una invitación a una velada en la misma casa donde recibió el beso, decide irse a dormir. :)
EliminarEn la vida nos pasa como en este cuento: el beso puede representar una ilusión, una idea equivocada sobre la realidad y después... nos sentimos golpeados por lo mísero y gris de nuestra existencia...
ResponderEliminarHabría que aceptar la realidad sin ensueños.
Siempre haces buenas elecciones en tus fragmentos.
Gracias por pasar por mi blog y dejarme tus comentarios que me resultan muy útiles.
Lo que tú dices sería lo mejor: aceptar la realidad sin ensueños. Sin embargo es difícil, la gente es especialista en enredarse con suposiciones infundadas o con raquíticos respaldos.
EliminarGracias por tus comentarios a ti también.
Un saludo.