Lucian Freud. Hotel Bedroom (1954). |
El buen doctor nos llevó a mí
y a mi hija con sigilo a su modesta vivienda; y allí viví en el más completo
retiro, sin ver nunca la luz del día, aunque, cuando se me quitó el tinte de la
cara, mi esposo no quiso que volviera a ponérmelo. No hacía falta; mi cabello
rubio era gris, mi tez cenicienta, ningún ser humano habría reconocido a la
joven lozana y rubia de dieciocho meses antes. Las pocas personas a quienes
veía sólo me conocían como madame Voss; una viuda mucho mayor que él, con quien
el doctor se había casado en secreto. Me llamaban <<la mujer
gris>>.
Elizabeth Gaskell. La mujer
gris (1861).
Qué tristeza vivir una vida sin sentido alguno; vivir sin inquietudes, sin ganas de nada, sin nada que hacer. Debe sentirse mucho vacío, mucha soledad en esas circunstancias. "Me llamaban 'la mujer gris'." La pintura muy bonita, parece evocar los años de juventud de la protagonista de la historia. Muy adecuada, como siempre. Espero leer por aquí más fragmentos de esta escritora, éste me ha gustado. Un beso =)
ResponderEliminarEsta mujer tuvo que escapar de su anterior matrimonio y regresar a su patria. El doctor es un apoyo para ella, le da cierta tranquilidad, pero no la suficiente que necesita para alcanzar la paz que su alma necesita. :)
Eliminar¿Se alcanza la paz del alma alguna vez?
ResponderEliminarLa literatura es un consuelo porque el mundo nos pone en adversidades que no son pacíficas...
Un abrazo.
Tal vez se cree alcanzar la paz solamente por pequeños instantes para volver luego a la tempestad. La historia de este personaje es triste, aunque por momentos también hay suspenso.
EliminarSaludos.