Parmigianino. Man with a book (1525-1526). |
¿Para qué hacerse la ilusión de que con el libro que uno
acaba de escribir comienzan una era y una época nuevas? ¡Claro que sería una
cosa todavía mucho peor el anunciar este natalicio con la fogosidad artificial
de las promesas escritas en un libro; o con las anchas perspectivas, no menos
prometedoras, de su enorme significado; o, finalmente, dando seguridades sin
cuento para encarecer la cotización de un valor dudoso! Desde luego, no todos
los que tienen anchas las espaldas son por ello mismo un Atlas, ni tampoco han
llegado a serlo por el hecho de haberse echado encima de ellas todo un mundo.
No todos los que dicen: ¡Señor, Señor!, entrarán sólo por eso en el Reino de
los cielos; ni todo el que se ofrece a salir fiador por la contemporaneidad
entera ha demostrado con ello que es un hombre solvente y responsable; ni
tampoco todos los que exclaman: «bravo», «bravísimo» y demás gritos estentóreos
han dado pruebas con ello de que se han comprendido a sí mismos y que saben
medir el alcance de su admiración.
Søren Kierkegaard. El
concepto de la angustia, prólogo (1844).
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