Baltasar Gavilán. El arquero de la muerte. Escultura de madera (siglo XVIII). |
Los padres agustinos sacaban, hasta poco después de 1824,
la célebre procesión de Jueves Santo, que concluía, pasada la medianoche, con
no poco barullo, alharaca de viejas y escapatoria de muchachas. Más de veinte
eran las andas que componían la procesión, y en la primera de ellas iba una
perfecta imagen de la Muerte con su guadaña y demás menesteres, obra soberbia
del artista Baltasar Gavilán.
(…)
Para celebrar el buen término de la obra que le
encomendaron los agustinos, fuese Baltasar con sus amigos a la casa de bochas,
y se tomó una turca soberana. Agarrándose de las paredes pudo, a las diez de la
noche, volver a su taller, cogió pedernal, eslabón y pajuela, y encendiendo una
vela de sebo se arrojó vestido sobre la cama.
A media noche
despertó. La mortecina luz despedía un extraño reflejo sobre el esqueleto
colocado a los pies del lecho. La guadaña de la Parca parecía levantada sobre
Baltasar.
Espantado, y
bajo la influencia embrutecedora del alcohol, desconoció la obra de sus manos.
Dio horribles gritos, y acudiendo los vecinos, comprendieron, por la
incoherencia de sus palabras, la alucinación de que era víctima.
El gran escultor
peruano murió loco el mismo día en que terminó el esqueleto, de cuyo mérito
artístico hablan aún con mucho aprecio las personas que, en los primeros años
de la Independencia, asistieron a la procesión de Jueves Santo.
Ricardo Palma. La trenza de sus cabellos.
Al menos terminó la obra antes de morir =P Es curiosa la escultura y claro, aunque estaba bajo los efectos del alcohol, si de noche y en oscuridad pareciera que se mueve es como para no asustarse.
ResponderEliminarHubiera sido interesante que el escultor hubiese vivido más años para poder apreciar algunas obras más.
Me gusta la entrada, gracias por compartirla.
Un beso =)
Me gustaría ver esta escultura. Hasta ahora no lo he hecho. Es algo que tengo pendiente.
EliminarUn beso.