Edouard Manet. Mujer escribiendo (1863). |
La mayoría de los novelistas tienen muchas ideas breves e insignificantes que no pueden ni deben convertirse en libros. Con ellas, no obstante, pueden escribirse relatos cortos buenos y hasta excelentes. Algunos son de índole fantástica e incluyen máquinas del tiempo o fenómenos sobrenaturales. Tal vez un escritor no logre distraerse a sí mismo o distraer al lector a lo largo de doscientas cuarenta páginas con fantasías de este calibre, pero diez páginas seguramente agraden a todo el mundo. Sé de novelistas que descartan ideas para relatos breves, sin molestarse siquiera en anotarlas. Creo que en este aspecto los novelistas de suspenso son menos susceptibles y cuentan con una imaginación más dúctil que los demás novelistas.
No dejes de anotar todas tus ideas por más insignificantes que parezcan. Es sorprendente constatar cuán a menudo una frase apuntada en una libreta conduce inmediatamente a otra frase. Un argumento puede ir construyéndose a medida que se van tomando notas. Cierra la libreta y piensa en ello durante algunos días y luego, ¡listo! Ya estás preparado para escribir un relato breve.
Patricia Highsmith. Suspense (1966).
Me ha gustado mucho el consejo. Advierto que se puede aplicar a otros muchos ámbitos de la vida. Dar valor a las pequeñas cosas nunca está de más.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí. Y en general, aunque de poca extensión, el libro es interesante. En el capítulo de este fragmento la autora defiende el valor de los relatos breves. :)
Eliminar