jueves, 28 de febrero de 2013

César Vallejo: el incrédulo

Nikolaos Lytras. Retrato de la madre del pintor.

   —¡Nunca! ¡Nunca! Mi madre murió hace tiempo. No puede ser…
   Ella incorporose espantada ante mis palabras y como dudando de si yo era yo. Volvió a estrecharme entre sus brazos, y ambos seguimos llorando llanto que jamás lloró ni llorará ser vivo alguno.
   —Sí —le repetía—. Mi madre murió ya. Mi hermano Ángel también lo sabe.
   Y aquí las manchas de sangre que advirtiera en mi rostro, pasaron por mi mente como signos de otro mundo.
   —¡Pero, hijo de mi corazón! —susurraba casi sin fuerzas ella—. ¿Tú eres mi hijo muerto y al que yo misma vi en su ataúd? Sí. ¡Eres tú, tú mismo! ¡Creo en Dios! ¡Ven a mis brazos! Pero ¿qué?... ¿No ves que soy tu madre? ¡Mírame! ¡Mírame bien! ¡Pálpame, hijo mío! ¿Acaso no crees?
   Contemplela otra vez. Palpé su adorable cabecita encanecida. Y nada. Yo no creía nada.
   —Sí, te veo —le respondí—, te palpo. Pero no creo. No puede suceder tanto imposible.
   ¡Y me reí con todas mis fuerzas!

César Vallejo. Más allá de la vida y la muerte.

2 comentarios:

  1. Ay que locura! Parece el relato de un sueño, o una pesadilla. Tal vez los dos estaban muertos. Debe ser un poco angustioso soñar con tu propia muerte. Para mi, que quiero vivir para siempre, seria una de mis peores pesadillas.

    En cuanto a la pintura, la verdad, no me gusta nada =P aunque supongo que bien pudiera representar a la madre.


    Un beso =)

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    1. En el relato no queda claro si la madre era real o producto de una alucinación del narrador. En todo caso el encuentro no dejó de ser estremecedor.

      Un beso.

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