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| Edward Hopper. Room in New York (1940). |
JAN
Tonta, tú
mejor que nadie sabes cuánto te quiero.
MARÍA
No, los
hombres nunca saben cómo se quiere de verdad. Nada los satisface. Lo único que
saben es soñar, imaginar nuevos deberes, buscar nuevos países y nuevas moradas.
En cambio, nosotras sabemos que hay que apresurarse a querer, a compartir el
mismo lecho, a darse la mano, a temer la ausencia. Cuando se quiere, no se
sueña con nada.
Albert Camus. El malentendido (1944).
Tuve la oportunidad de ver la representación de esta obra en Madrid hace pocas semanas y me gustó mucho. Me parece acertado el fragmento que presentas.
ResponderEliminarSin duda la ligazón de la esposa a las desventuras del marido es uno de los argumentos principales de la misma, y que nos hacen reflexionar sobre el valor que tiene el amor en uno y otro caso, no siendo lo mismo para los dos.
La imagen de Hopper es igualmente oportuna.
Un saludo.
Al final nadie termina queriendo por igual. Pero no me atrevo a decir que eso sea algo malo. Quizás el querer por igual también genere peligros.
EliminarEn este caso específico, la esposa parece tener una personalidad dependiente, pero si su marido le hubiese hecho caso desde el principio se habría evitado el infausto final.
Gracias por el comentario.