viernes, 22 de marzo de 2013

Lérmontov: una mujer peculiar

Sergei Solomko. Orgulloso.

«Dime, preciosa —le pregunté—, ¿qué es lo que hacías hoy en el tejado?» «Miraba a ver de qué parte soplaba el viento.» «¿Por qué te interesa?» «De donde sopla el viento, llega la dicha.» «¿Y qué? ¿Pensabas que con tu cantar la atraías?» «Allí donde se canta, se vive feliz.» «¿Y si tu canción te trae tristezas?» «¡Bah! Si no viene lo bueno, vendrá lo malo, y de lo malo a lo bueno no hay tanto trecho.» «¿Quién te ha enseñado esa canción?» «Nadie. Si tengo ganas la canto; quien debe oírla la oye; y quien no debe, no la entiende.» «¿Cómo te llamas, jilguero mío?» «Quien me bautizó lo sabe.» «¿Y quién te bautizó?» «¿Cómo puedo yo saberlo?» «¡Muy reservada eres! Pues yo sé algo de ti —el rostro de la muchacha no se alteró en lo más mínimo; ni siquiera movió los labios, como si no se tratara de ella—; sé que anoche anduviste por la orilla.» Y, dándole mucha importancia, le referí todo lo que había presenciado, con ánimo de turbarla. ¡Menudo fiasco! Soltóse a reír a grandes carcajadas. «Vio usted mucho, pero sabe poco; y lo que sepa, guárdelo bajo llave.»

Mijaíl Yúrievich Lérmontov. Un héroe de nuestro tiempo (1840).

2 comentarios:

  1. Me encanta esa mujer =) Parece feliz con su dicha y su desdicha. Me gusta esta frase: "Si no viene lo bueno, vendrá lo malo, y de lo malo a lo bueno no hay tanto trecho." Voy a tener que aprendérmela de memoria para ser más positiva.

    Un beso =)

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    1. Es una buena frase. Me gustó cómo este hombre conoció a esa mujer, hasta me hubiese gustado presenciar el diálogo.

      Un beso.

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