Sergei Solomko. Orgulloso. |
«Dime, preciosa —le pregunté—, ¿qué es lo que hacías hoy
en el tejado?» «Miraba a ver de qué parte soplaba el viento.» «¿Por qué te
interesa?» «De donde sopla el viento, llega la dicha.» «¿Y qué? ¿Pensabas que
con tu cantar la atraías?» «Allí donde se canta, se vive feliz.» «¿Y si tu
canción te trae tristezas?» «¡Bah! Si no viene lo bueno, vendrá lo malo, y de
lo malo a lo bueno no hay tanto trecho.» «¿Quién te ha enseñado esa canción?» «Nadie.
Si tengo ganas la canto; quien debe oírla la oye; y quien no debe, no la
entiende.» «¿Cómo te llamas, jilguero mío?» «Quien me bautizó lo sabe.» «¿Y
quién te bautizó?» «¿Cómo puedo yo saberlo?» «¡Muy reservada eres! Pues yo sé
algo de ti —el rostro de la muchacha no se alteró en lo más mínimo; ni siquiera
movió los labios, como si no se tratara de ella—; sé que anoche anduviste por
la orilla.» Y, dándole mucha importancia, le referí todo lo que había
presenciado, con ánimo de turbarla. ¡Menudo fiasco! Soltóse a reír a grandes
carcajadas. «Vio usted mucho, pero sabe poco; y lo que sepa, guárdelo bajo
llave.»
Mijaíl Yúrievich Lérmontov. Un héroe de nuestro tiempo (1840).
Me encanta esa mujer =) Parece feliz con su dicha y su desdicha. Me gusta esta frase: "Si no viene lo bueno, vendrá lo malo, y de lo malo a lo bueno no hay tanto trecho." Voy a tener que aprendérmela de memoria para ser más positiva.
ResponderEliminarUn beso =)
Es una buena frase. Me gustó cómo este hombre conoció a esa mujer, hasta me hubiese gustado presenciar el diálogo.
EliminarUn beso.