jueves, 30 de abril de 2015

Cervantes: el que busca lo imposible

Jacob Jordaens. Diogenes Searching for an Honest Man (1642).
Mira que el que busca lo imposible, es justo que lo posible se le niegue, como lo dijo mejor un poeta, diciendo:

Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido
que, pues lo imposible pido,
lo posible aun no me den.


Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, cap XXXIII (1605).

Libro de Job: ser culpable

William Blake. Illustration to Book of Job.
¿Hasta cuándo vais a atormentarme
y herirme con vuestras palabras?
Una y otra vez me insultáis;
¿no os avergonzáis de tratarme así?
Aun cuando yo fuera culpable,
mi culpa solo a mí me afectaría.


Libro de Job. Anónimo, datación incierta (siglos VII-IV a. C.).

miércoles, 29 de abril de 2015

Marco Aurelio: el retiro interior

Nikolái Roerich. Glory to the hero (1933).
   Para descansar se buscan las apacibles soledades del campo, las orillas del mar o las serenas montañas. Tú también deseas esto ardientemente y con frecuencia. Y, sin embargo, todo esto no es sino prueba de vulgaridad de espíritu, ya que en cualquier momento que elijamos podemos buscar un retiro incomparable dentro de nosotros mismos.
   En ninguna parte, en efecto, puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma, sobre todo si posee esos dones preciosos que, por sí solos, constituyen la libertad del alma, y entendiendo por libertad del alma el estado de un alma en que todo está perfectamente ordenado. Goza, pues, sin cesar de esta soledad y recobra en ella nuevas fuerzas.


Marco Aurelio. Meditaciones, libro IV, 3 (c. 178 a. C.).

martes, 28 de abril de 2015

Dostoyevski: el perfil de Aliosha

Rembrandt. Titus van Rijn in a Monk's Habit (1660).
En su infancia y juventud fue poco expansivo y hasta poco hablador, pero no por recelo, timidez o sombrío retraimiento, sino más bien, al contrario, por otra cosa, por una preocupación en cierto modo interior, estrictamente personal, que no concernía a los demás, pero de tanta importancia para él que al parecer le llevaba a olvidarse de los otros. Sin embargo amaba al prójimo: diríase que vivía toda su vida creyendo por completo en los hombres, sin que nadie le tuviera nunca ni por un bendito ni por un ingenuo. Algo había en Aliosha que decía y hacía sentir (y así fue luego durante toda su vida) que él no quería ser juez de los demás, que no quería encargarse de condenar a nadie y que no lo haría por nada del mundo.


Fiódor Dostoyevski. Los hermanos Karamázov, libro primero (1880).

lunes, 27 de abril de 2015

Nietzsche: el retrato y el retratado

Vincent van Gogh. Autorretrato (1887).
Desconfiar de quien ha pintado.—Un gran pintor, que ha revelado y plasmado en un retrato la expresión más acabada, el momento más completo del que es capaz un hombre, cuando luego vuelve a ver a ese hombre en la vida real, tendrá siempre la impresión de estar contemplando una caricatura.


Friedrich Nietzsche. El caminante y su sombra (1880).

domingo, 26 de abril de 2015

Hemingway: la humildad

Arthur Verona. Violinist in a Boat.
Era demasiado simple para preguntarse cuándo había alcanzado la humildad. Pero sabía que la había alcanzado y sabía que no era vergonzoso y que no comportaba pérdida del orgullo verdadero.


Ernest Hemingway. El viejo y el mar (1952).

viernes, 24 de abril de 2015

Wittgenstein: la complejidad de la filosofía

Nicolae Vermont. Thinking (1924).
La filosofía desata los nudos de nuestro pensamiento, los nudos que nosotros estúpidamente hemos hecho en él; pero para desatarlos debe hacer movimientos tan complicados como esos nudos. Aunque el resultado de la filosofía sea simple, su método, si quiere llegar a ese resultado, no puede serlo. La complejidad de la filosofía no reside en su tema, sino en lo enredado de nuestra comprensión.


Ludwig Wittgenstein. Observaciones filosóficas (1930).

martes, 21 de abril de 2015

Marco Aurelio: qué rápido termina todo

Rembrandt. Autorretrato (1630).
¡Qué rápido termina todo! ¡En el mundo nuestros cuerpos y en el tiempo los recuerdos! Del mismo modo se desvanecen todas las cosas que distraen nuestros sentidos y, más aún, las que nos atraen con el placer, nos aterrorizan por el dolor o adulan nuestra vanidad. ¡Qué frívolo y despreciable nos parece todo esto a la luz de la razón!


Marco Aurelio. Meditaciones, libro II, 12 (c. 178 d. C.).

jueves, 16 de abril de 2015

Kafka: una contradicción

Nikolái Roerich. San Pantaleón el sanador (1916).
Experimentó una irresistible necesidad de conocer nuevas cosas, pero todas las que encontraba a su paso le aumentaban la fatiga.


FRANZ KAFKA. El castillo, cap. I (1926).