martes, 30 de junio de 2015

Dostoyevski: el regocijo en lo absurdo

Jacob Jordaens. King Drinks (1640).
Mitia saludaba y se abrazaba con los conocidos, rememoraba fisonomías, descorchaba botellas y servía champán a todo el mundo, sin mirar a quién. Con el champán solo se engolosinaban las mozas; los mujiks, en cambio, preferían el ron y el coñac, y, sobre todo, el ponche caliente. (...) En una palabra, empezó algo desordenado y absurdo, pero Mitia parecía encontrarse en su elemento natural, y cuanto más absurdo se volvía todo, más animado se sentía él.

Fiódor Dostoyevski. Los hermanos Karamázov, libro octavo (1880).

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