sábado, 9 de marzo de 2013

George Orwell: una conversación peligrosa

Mijaíl Nésterov. Los hermanos Korin (1930).

   —¿Fuiste a ver ahorcar a los prisioneros ayer? —le preguntó Syme.
   —Estaba trabajando —respondió Winston en tono indiferente. Lo veré en el cine, seguramente.
   —Un sustitutivo muy inadecuado —comentó Syme.
   Sus ojos burlones recorrieron el rostro de Winston. «Te conozco», parecían decir los ojos. «Veo a través de ti. Sé muy bien por qué no fuiste a ver ahorcar los prisioneros.» Intelectualmente, Syme era de una ortodoxia venenosa. Por ejemplo, hablaba con una satisfacción repugnante de los bombardeos de los helicópteros contra los pueblos enemigos, de los procesos y confesiones de los criminales del pensamiento y de las ejecuciones en los sótanos del Ministerio del Amor. Hablar con él suponía siempre un esfuerzo por apartarle de esos temas e interesarle en problemas técnicos de neolingüística en los que era una autoridad y sobre los que podía decir cosas interesantes. Winston volvió un poco la cabeza para evitar el escrutinio de los grandes ojos negros.
   —Fue una buena ejecución —dijo Syme añorante—. Pero me parece que estropean el efecto atándoles los pies. Me gusta verlos patalear. De todos modos, es estupendo ver cómo sacan la lengua, que se les pone azul... ¡de un azul tan brillante! Ese detalle es el que más me gusta.

George Orwell. 1984 (1949).

2 comentarios:

  1. Creo que has disfrutado con este fragmento =P. A mi, particularmente, me parece horrible disfrutar con la muerte de otros y sobre todo con la muerte cruel.
    Me gusta la pintura, aunque no es de mis preferidas.


    Un besito =)

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    1. No sé si lo he disfrutado. Tan solo me pareció un ejemplo singular de las costumbres de una sociedad sometida. xD

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