jueves, 23 de febrero de 2012

Shakespeare y los celos mortales


OTELO: ¿Tú diste a Casio aquel pañuelo, regalo mío y que yo tanto apreciaba?

DESDÉMONA: ¡No, te lo juro por mi vida! Pregúntaselo a él.

OTELO: No jures en falso, amada mía, que ya estás en el tálamo de la muerte.

DESDÉMONA: ¿Tan pronto?

OTELO: En seguida. Confiesa, pues, tus culpas, una por una, que aunque las niegues con los más firmes juramentos, no has de disminuir en un ápice mi firme convicción. De todas maneras, morirás.

DESDÉMONA: Entonces, Dios tenga compasión de mí.

OTELO: Así sea.

DESDÉMONA: Tú también tenla. No te ofendí jamás en esta vida. A Casio nunca amé; ni le di prenda alguna de amor. Quísele sólo con la amistad que Dios aprueba.

OTELO: ¡Dios mío! ¡Y yo que he visto el pañuelo en sus manos! ¡Oh perjura! Mi pecho petrificas, y lograrás que asesinato llame lo que quise que fuera sacrificio. El pañuelo vi yo.

DESDÉMONA: Lo hallo sin duda, jamás lo regalé. Que venga al punto y la verdad confiese.

OTELO: Ya la ha confesado.

DESDÉMONA: ¿Y qué confesó?

OTELO: Que alcanzó favores tuyos.

DESDÉMONA: ¿Indignamente?

OTELO: Sí.

DESDÉMONA: Falso. No lo repetirá delante de mí.

OTELO: No, porque Yago le ha cerrado la boca.

DESDÉMONA: ¡Ah! Tiemblo. ¿Casio ha muerto?

OTELO: ¡Ojalá hubiera tenido tantas vidas como cabellos; para que mi venganza las hubiera devorado una por una!

DESDÉMONA: ¡Vendido fue, gran Dios, y yo perdida!

OTELA: ¡Infame! ¿Y te atreves a llorarle delante de mí?

DESDÉMONA: ¡Esposo mío, destiérrame de tu presencia, pero no me mates!

OTELO: Apártate, vil adúltera.

DESDÉMONA: Déjame vivir siquiera esta noche. Mátame mañana.

OTELO: ¿Aún te defiendes?

DESDÉMONA: Si quiera una hora de vida.

OTELO: La hora inevitable ha llegado.

DESDÉMONA: Deja que rece una oración.

OTELO: Es tarde ya.

(La estrangula)


William Shakespeare. Otelo: el moro de Venecia (1603).

2 comentarios:

  1. Malditos celos! No sé por qué razón le pregunta tanto si ya sabe de sobra que la va a matar, si no hay nada que pueda decir ni hacer para hacerle cambiar de opinión. Tampoco entiendo por qué ella implora vivir un poco más aunque solo fuese una hora si sabe que su fin ya ha llegado. ¿Para que vivir tan solo una hora más, sabiendo que te espera la muerte? Me parece cómico cuando Otelo dice: Apártate, vil adúltera. El pobre perdió la cabeza se supone que por amor, pero digo yo ¿por qué a todos los desquiciados les da por matar a otros? Si tan desgraciados se sienten, ¿por qué no se quitan la vida ellos a si mismos y terminan de una vez con su propio sufrimiento y dejan vivir en paz a los demás? =)

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    1. Bueno, después de descubrir su error, Otelo se suicida. xD Con respecto a la actitud de Desdémona frente a la proximidad de su muerte, creo que la miras con una óptica muy racional. Es cierto que no tiene mucho sentido pedir una hora más de vida para postergar un asesinato inevitable, pero también es cierto que en esos momentos difíciles las personas no siempre actúan bajo el amparo de la lógica y los pensamientos diáfanos. Recuerda la frase de Abaddón el exterminador: "Porque el deseo de vivir es así: incondicional e insaciable". :)

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