jueves, 26 de enero de 2012

Tolstoi: la propia vida para un moribundo


La boda... la súbita desilusión, el olor de la boca de su mujer, la sensualidad, el fingimiento. Y este trabajo muerto, y estas preocupaciones por el dinero, y así un año, y dos, y diez, y veinte, y siempre lo mismo. Y, conforme el tiempo avanzaba, más muerto era todo.
"Me deslizaba cuesta abajo y me imaginaba que iba cuesta arriba. Así fue. En la medida en que, en opinión de la gente, iba en ascenso, la vida se escapaba bajo mis pies... Y ahora estoy listo, ¡puedo morirme!"


León Tolstoi. La muerte de Iván Ilich (1886).

4 comentarios:

  1. Estuve en el momento indicado para comentar que es una visión plana, una percepción de la vida sin ningún aparente sentido de humanidad. (Humanidad al estilo de Rousseau, no de Hobbes) ¬¬

    ResponderEliminar
  2. Bueno, por eso si los revolucionarios franceses se hubiesen apoyado en la concepción de Hobbes y no en la de Rousseau o Montesquieu, tal vez se habrían ahorrado las matanzas que provocaron después en el periodo de "El Terror" en nombre de un futuro mejor. :)

    ResponderEliminar
  3. Podías usar para este fragmento, como imagen, cualquiera de las fotografías que tomas a las personas interesantes que encuentras por la calle =P Hubiese quedado muy realista =)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí. Pero esas imágenes que tomo quisiera adornarlas con leyendas más adecuadas. Para estos fragmentos literarios prefiero las pinturas. :)

      Eliminar